La llegada de los musulmanes supuso el asentamiento de la población en el actual emplazamiento de Elche. La ciudad se amuralló dando lugar a la Vila Murada. En su interior se trazaron calles, se levantaron edificios institucionales, públicos, viviendas… En el exterior, se enterró a los muertos.
Muy poco nos que queda de aquello: La Calahorra, los baños árabes del Convento de la Merced o algunos tramos de aquella muralla que hoy en día puedes ver en edificios de la Corredora o en el propio Ayuntamiento.
Desde la gestación del proyecto de centro comercial, se ha mantenido que en la zona no hay restos de interés, pero la realidad es bien distinta. Las primeras excavaciones sacaron a la luz unos baños árabes que deben ser declarados Bien de Relevancia Local (BRL) por el Ayuntamiento mientras la Generalitat valora si merecen la mayor figura de protección que contempla nuestra legislación, la de Bien de Interés Cultural (BIC).
A falta de conocer el resultado final de la excavación realizada en el actual edificio, se han encontrado dos enterramientos islámicos, restos de pavimento y muro del mismo periodo, de una vivienda del siglo XVI, de una almazara del XVIII y de una bodega, cerámica o proyectiles de catapulta.
Sin irnos tan atrás en el tiempo, en la primera excavación se localizó en la Plaza de la Fruta la entrada a uno de los refugios de la Guerra Civil. A 14 metros de profundidad bajo el actual mercado se ha documentado un segundo refugio, cuyo acceso ha quedado dentro del edificio. Una reciente modificación de la Ley protege legalmente estas construcciones.
¿De verdad que no hay restos arqueológicos de interés?