Si finalmente se consigue dar marcha atrás en la pretensión de construir un centro comercial privado en el mejor solar público de Elche, los ilicitanos e ilicitanas estaremos siempre en deuda con todas esas personas que, durante años, han dedicado su esfuerzo y su tiempo en dar a conocer a la ciudadanía el error irreparable que supondría su construcción. En una lista que no cesa de crecer, numerosos arquitectos, historiadores, periodistas, profesores, pintores, autónomos, parados, economistas, ambientalistas, etc., trabajan desde hace años con ese objetivo. Pero si hay un colectivo al que siempre estaremos agradecidos es al de los placeros y placeras del Mercado Central. Unas personas que han sufrido como nadie esta situación, que de la  noche a la mañana han visto peligrar sus trabajos y el futuro de sus familias, pero que han conseguido sacar lo mejor de si mismos, no sin mucho miedo, para impedir que pisoteen sus derechos, convirtiéndose en un ejemplo para todos y todas nosotras.
Hemos hablado con algunas de las personas que, a día de hoy, continúan trabajando en el Mercado Central, y ésto es lo que nos han contado.
¿Qué representa el Mercado Central para los placeros?
“Es parte de nuestra vida. Muchos somos ya la tercera generación de placeros de unas concesiones municipales de las que, según el contrato firmado en su momento con el Ayuntamiento, nos quedarían más de 40 años de explotación”. La característica fundamental que los define es el trato cercano con sus clientes, una clientela fiel de muchos años a la que “ofrecemos productos de calidad y de confianza, lo que hasta la fecha nos ha permitido trabajar dando un buen servicio, pagar nuestros impuestos y dar una vida digna a nuestras familias”.
¿Cómo habéis vivido todo la polémica del Mercado?
“Para mi hay una palabra que lo define: angustia. Mucha angustia”. Cuando piensan en todo lo que han tenido que sufrir desde que empezó este “mal sueño” (algunos lo califican de “estafa”), comprobamos como sus rostros comienzan a transformarse. “Aquí se ha pasado mucho. Desde el momento en el que nos comunicaron que teníamos tres días para firmar el contrato con Aparcisa para trasladarnos a un mercado provisional todavía inexistente, o de lo contrario nos quedaríamos sin nada porque nuestras concesiones ya no tenían vigencia, el miedo y la incertidumbre se apoderaron del ambiente que se respiraba en el Mercado”. Y continúan explicándonos que “la excusa era que íbamos a vender mucho más y que podríamos hacer frente al aumento de los gastos, pero por muchas vueltas que le dábamos no nos salían las cuentas”. Nos comentan que la incertidumbre era aún mayor porque todas las comunicaciones que les llegaban eran verbales, “no teníamos garantías de ningún tipo”, e incluso afirman que en una ocasión un responsable político llegó a mencionarles que “lo obvio no es necesario notificarlo”. Pero curiosamente no ha sido hasta el pasado verano cuando les notificaron que “la Junta de Gobierno había decidido extinguir sus concesiones”.
“Hemos visto sufrir y llorar a mucha gente. Buena parte de nuestros antiguos compañeros se marcharon por miedo a quedarse sin nada, pero el miedo les hizo tomar una decisión equivocada y ahora algunos de ellos lo han perdido casi todo”. “¡Qué pena y que injusticia! Está siendo una tragedia para muchas personas que lo único que quieren es trabajar y sacar a sus familias adelante”.
Pero vosotros habéis conseguido resistir…
“Si, pero estamos pasando lo nuestro. Llevamos cuatro años que no se los deseamos a nadie”. Nos cuentan que en el momento del traslado tuvieron que hacer guardias de 24 horas por que “entraban a llevarse el acero inoxidable de los puestos que se habían trasladado y teníamos miedo de que nos desmantelaran nuestros puestos o que tiraran esto abajo”. Y no dudan en afirmar que han tenido que soportar y oír de todo de quienes supuestamente tenían que defenderles y por eso “están muy decepcionados con la mayoría de los políticos”.
Sin embargo una sonrisa ilumina sus caras cuando hablan de la gratitud hacia “toda la gente que sigue comprando a pesar de todo y que nos permite seguir adelante, y también hacia esas personas y asociaciones que se oponen a la destrucción de nuestro patrimonio y, con ello, a la destrucción de nuestros puestos de trabajo”.

 
¿Qué creéis que sucederá con el Mercado?
“Quien sabe. Lo que sí sabemos es lo que habría que hacer: rehabilitarlo. Al contrario de lo que ha pasado con otros mercados de la ciudad, en el Mercado Central no se ha realizado una inversión seria desde que se construyó…, y ya va siendo hora”. Se quejan de que “con el abandono al que estamos siendo sometidos por parte de la administración parece que se pretenda dejarnos morir lentamente”. Y se despiden con una frase que resume la incertidumbre que viven cada día: “a pesar de que todos nosotros estamos al día con nuestros pagos, nadie nos asegura que mañana podamos volver a levantar la persiana para seguir trabajando. Y cuando tienes una familia que depende de ti eso es muy duro de llevar”.